Las deudas de los países son llamadas también, deudas soberanas, debido a que en la antigua Europa, los reyes (soberanos) se endeudaban para mantener sus reinos, ejércitos y el apoyo de sus súbditos.
Por supuesto la historia en el comportamiento de pago de la época no ha cambiado mucho con la realidad actual, con la diferencia de que antes estos impagos generaban alianzas y matrimonios entre princesas herederas del reino acreedor con un aliviado príncipe del reino endeudado y viceversa. Y de no ser así, la guerra para salvar el honor…
Pero veamos que dice ADAM, SMITH considerado el padre de la economía moderna: En los capítulos finales de su principal publicación “La Riqueza de las Naciones” ADAM SMITH, escribió sobre la deuda pública preguntándose porque alguien podría considerarla deuda libre de riesgo o de buena calidad (Investment Grade) como lo califican hoy las clasificadoras, asumiendo que prácticamente todos los gobiernos han incurrido en incumplimiento de ellas, incluso algunos nunca las han pagado.
Este libro fue publicado en 1776 época en la que ya era sabido que las deudas públicas son gastos de los gobernantes (sean reyes o políticos democráticos) que no generan ninguna riqueza para los países, sino para mantener el sistema que los soporta.
Si un Gobierno necesita pedir prestado es porque sus ingresos vía impuestos más las utilidades de las empresas publicas no son suficientes para cubrir sus gastos. Por lo mismo, se supone que esa deuda será pagada con impuestos futuros que serán mayores a los actuales, porque si no fuera así, el déficit se iría agrandando año tras año, situación que claramente es lo que sucede hoy.
El supuesto de crecimiento permanente de la economía que permita recaudar más impuestos cada año todos sabemos que no es más que una falacia, pues a medida que crece la economía y si es que lo hace, aumenta la recaudación lo cual aumenta el hambre de los políticos para gastar más aun y así cumplir promesas de campaña. Y obviamente dejando recursos justos para pagar la deuda pública contraída con anterioridad, pero jamás pensarán en disminuirla, es decir pagarla en un 100%.
Esta dinámica perversa es la que ha llevado a Europa a una situación verdaderamente patética y ridícula, ya que mientras la tasa de interés permita pagar los intereses del stock de deuda, los analistas seguirán diciendo que es una buena inversión. Pero a olvidarse que algún día las deudas públicas se pagarán en su totalidad.
Por ello cuánta razón tenía ADAM SMITH en pensar que comprar bonos soberanos era poner dinero bueno en el malo y enviarlo a un viaje sin retorno.
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