Como cada día veo las noticias impactada este sábado no era la excepción tal fue el sombro cuando escucho la tremenda catástrofe que está sufriendo Valparaíso, fuego por todos lados, gente muerte, casas destruidas y millares de mujeres, niños y hombres aterrorizados, perdiendo todo lo que tienen y tratando de correr por su vidas.
Si era Valparaíso, la joya del pacifico, el puerto que es considerado patrimonio de la humanidad donde el cielo es limpio, el mar enmarca la belleza de ese lugar, emblemático para la política de Chile, donde se realizan los cambios de mando de los presidentes, lugar donde los políticos viajan cada día para ir a trabajar allá y prácticamente ninguno vive allá, puerto principal de nuestro país, hermoso sin duda el lugar predilecto de muchos turistas.
Valparaíso se quemaba literalmente y las fuerzas especiales y bomberos no podían hacer nada, los carros de bomberos no podían llegar, no había agua en los grifos, las casas estaban construidas en precarias condiciones y en suelos no aptos más de 2.000 casas construidas sin los permisos necesarios.
Al ver esto decidí como una mujer común y corriente ir a ayudar y a pesar que mi marido y mis amigas me dijeron que estaba loca tome mi auto y fui , debo confesarles que nunca vi tanta destrucción a pesar que estuve en la reconstrucción del terremoto el 2010 . El cielo era gris ,caían cenizas como una película del apocalipsis ,la gente corría medio perdida podía ver en sus caras el desconcierto, el olor a humo inundaba mi cuerpo cada vez más cansado a pesar de llevar muy pocos minutos , muchos voluntarios empezaron a llegar ,esas maravillosas personas que siempre encuentran un lugar en su vida para dar a otros, llevando ayuda ,algunos dejando ropa ,otros leyendo cuentos a los niños que en su inocencia no entendían lo que ocurría ,el dolor de haber perdido sus cosas.
Niños que perdieron sus juguetes, sus camas, sus mascotas, la incertidumbre de no saber que pasara con tu vida.
En paralelo la policía impecable, aquella con la que siempre peleamos estaba como dicen ellos literatamente cuadrados, militares, carabineros y bomberos con niños en sus brazos escavando la tierra encontrando cuerpos calcificados, era un infierno.
Llore con mucha pena, llore mucho creo todo el viaje de regreso, no quería volver pero tenía que hacerlo, tenía que regresar a casa, mal que mal mis hijos y mi familia también me esperan también esperaban algo de mí, pero mi dolor no cesó, a si como yo muchas historias y muchas experiencias.
La ayuda no es suficiente solo en bienes, se necesita mucha ayuda emocional, la gente necesita un abraso un cariño una sonrisa una palabra de esperanza.
Construir un pueblo requiere de planificación urbana como lo han dicho hoy los especialistas, pero un pueblo merece un mínimo de respeto por la humanidad, un mínimo de amor por el prójimo, de compasión, para que nunca más vuelvan ocurrir estos hechos, aprendamos de nuestros errores, que el dolor no nos sea indiferente que la pobreza no es natural y es obligación de todos ayudar con un pequeño granito de arena.
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