En esta oportunidad hemos querido de alguna manera homenajear a aquellas grandes mujeres chilenas que han hecho mucho en su calidad de mujer en nuestro país de otras décadas en que era impensado lograr avances respecto a la participación igualdad e inclusión femenina y ellas sí lo lograron siendo quienes cimentaron el camino para que hoy podamos con más fuerza seguir su ejemplo. Es por eso que sin duda debemos conocerlas y aprender cómo ellas hicieron un cambio en sus vidas que dejó huellas importantes para la mujer chilena. A esta nueva sección la hemos denominado “Entrevista con la Historia”.
Nombre: Eloísa Díaz Insunza (Primera Médico Cirujano en Chile).
Fecha de nacimiento: 25 de Junio de 1866
¿Cómo logró estudiar medicina en el siglo XIX?
Fue difícil, muy difícil... mis estudios los había realizado en el Colegio de Primeras Letras de Dolores Cabrera de Martínez y luego continué mis humanidades en el Liceo de Isabel Le Brun de Pinochet, donde obtuve mi diploma de bachiller en 1881 y postulé de inmediato a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile ingresando con mis propios méritos, como decían mis padres. Además desde ya hacían 4 años (desde 1877) que existía el decreto que autorizó el ingreso de mujeres a la universidad, por lo que siempre soñaba ingresar a la Universidad y estudiar medicina.
Y una de las cosas que jamás olvido es que debido a los prejuicios sociales imperantes en su época, debía asistir a clases acompañada de mi madre; tuve que vencer muchas resistencias hasta conseguir el cariño de mis condiscípulos y profesores.
¿Y después de tantos años de estudio cuál fue su especialidad y qué la motivó?
Antiguamente la carrera de Medicina hasta Bachiller eran 6 años muy intensos, en que recibí mi grado de licenciada en Medicina y Farmacia el 27 de diciembre de 1886, y mi título de médico cirujano el 3 de enero de 1887. Fue una gran gratificación personal y satisfacción para mis padres que me convirtiera en la primera mujer en Chile y América del Sur en obtener el título en Medicina y Cirugía.
Finalmente quise especializarme en ginecología y de esta manera mis sueños eran iban por ayudar a las mujeres a que fueran al médico, ya que en esa época preferían morir antes de exponerse frente a otro hombre que no fuese su marido, eso fue lo que más me motivó, la prevención en las enfermedades netamente femeninas, por lo que decidí hacer para mi memoria de prueba el tema de la pubertad siendo el Titulo : La Aparición de la Pubertad en la Mujer Chilena y las Predisposiciones Patológicas Propias del Sexo.
Para mi sorpresa fui honrada con la publicación de mi memoria en los Anales de la Universidad de Chile y en la Revista Médica de Chile, mérito que me abrió las puertas para seguir avanzando en especial en la educación con las mujeres ya que siempre me gustó mucho la docencia y así podía comenzar a involucrarme directamente con la enseñanza.
¿Cuál piensa ud. que fue su aporte en los inicios de su carrera para a la sociedad chilena de la época:
Gracias a mi tesis y perseverancia en ginecología pude incorporarme a la clínica ginecología del doctor Moericke en el Hospital San Borja-Arriarán en que vi como las mujeres morían muy jóvenes por problemas internos por temor a acudir al doctor, pude darme cuenta de la gran discriminación frente al género y me dedique fervientemente a incorporar a nuestra área de ginecología más mujeres y que se impulsaran con mayor normativas internas para recibir a mujeres vulnerables y sin recursos.
Algo que es importante destacar fue que en 1888 cuando se realizó el Primer Congreso Médico Chileno en que nos inscribimos más de 128 profesionales de Santiago y 118 de provincia, estaban presentes todas las grandes figuras chilenas de la medicina y la biología de la época y en que fui la única mujer, pude plantear que era necesario impulsar mejores condiciones para fomentar que más mujeres ingresaran a la carrera, situación que se fue impulsando con el aporte de gran parte de mis colegas a pesar de la mala cara de muchos.
¿Cómo siguió su experiencia y qué fue lo que más le gustó de su trabajo a pesar de la dificultad?
Una vez ya especializada en ginecología me dedique a escribir de manera activa en la Revista Médica y además como me gustaba la docencia, comencé a hacer clases de higiene en la Escuela Normal de Preceptores del Sur. Fue ahí que junto a estudiantes y equipo de trabajo analizamos las condiciones higiénicas de los establecimientos educacionales de todo el país.
Todo este arduo trabajo implicó que me nombraran inspector médico escolar de Santiago y luego del país, cargo en el que estuve por más de 30 años en que pude conocer la realidad de la mujer y la educación en todo el país. Mi escudo de lucha siempre fue la enseñanza ya que en esta época aún existe mucho analfabetismo y desconocimiento, para qué hablar lo difícil que era cuando llegaba a una ciudad y quería contar con el respeto de los señores, debía pasar mucha agua bajo el puente y muchas “curas” para que me consultaran con tranquilidad alguna dolencia, lo que me traía muchas satisfacciones en lo personal.
Así que siempre estuvo muy apegada a la Educación, qué les aconsejaría al estudiantado de hoy?
Me tocó vivir todo lo relacionado a la tan bullada “cuestión social”, que significó dentro de los cambios que se creara el Servicio Médico Escolar de Chile donde pude ser su primera directora, desde ahí traté de impulsar muchas ideas que me dieron los estudiantes como el desayuno escolar obligatorio, las consultas de los estudiantes para prevenir enfermedades, entre otras. Por lo que hoy mi recomendación sería, que lo principal es estudiar muy bien lo que se va a solicitar, las demandas deben estar bien fundadas y con objetivos claros. En mi época el ser mujer primero fue un impedimento pero con el pasar de los años y el reconocimiento del estudiantado y de mis colegas pudimos hacer grandes cambios, es lo que se requiere hoy entender que la igualdad y las demandas van de la mano del conocimiento y así impulsar la fuerza.
¿Qué situación compleja tuvo que manejar que involucró a todo un país?
A principios del siglo XX, existían muchas muertes por tuberculosis y raquitismo, situación que decidimos erradicar y comenzamos una vacunación masiva por todo el país para estabilizar la TBC y educar a las madres para alimentar adecuadamente a sus hijos y nivelar el número de hijos que no permitía recuperarse a la madre después de un parto y así no amamantar a sus hijos. Fue muy difícil pero la historia avala que lo hicimos bastante bien, bajando notoriamente los índices de mortandad por estas causas.
Clave para ser exitosa.
Sólo perseguir los ideales en primer lugar, estudiar mucho, tener una mente amplia y por sobre todo la tenacidad y perseverancia de que todo se puede.
Recomendación para mejorar nuestra sociedad femenina.
Se necesita que las mujeres vean en sus pares a seres virtuosos y que vayan más allá de la igualdad de condiciones de derechos, es decir que piensen en una sociedad completa igualitaria con una mujer activa y respetada en su rol natural completo, aportando a la sociedad con conocimiento, fomento y liderazgo, siendo para mí como buena mujer de ciencia, la clave el estudio profundo del conocimiento.
Eloísa Díaz jubiló en 1925. Falleció en el Hospital San Vicente de Paul en Santiago, luego de una larga enfermedad, el 1 de noviembre de 1950, a los 84 años de edad.
Fuente: Cristián Guerrero Lira, Fernando Ramírez Morales e Isabel Torres Dujisin.
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