La tercera comisión de la Asamblea General de la ONU ha aprobado hace pocas semanas una resolución sobre los ‘Preparativos y celebración del XX aniversario del Año Internacional de la Familia’ que continúa la línea de anteriores acuerdos Entre ellos, cabe destacar la resolución que designó 1994 como Año Internacional de la Familia en 1989 y estableció que “las principales actividades de la observancia del Año se centren en los planos local, regional y nacional, y reciban la asistencia de las Naciones Unidas y de su sistema de organizaciones, con miras a crear en los gobiernos, los encargados de formular políticas y el público una mayor conciencia de la familia como unidad natural y fundamental de la sociedad”, así como la de 2004, por la que la Asamblea General acordó celebrar cada diez años su aniversario .
Con esos antecedentes, queda claro que “el vigésimo aniversario del Año Internacional ofrece una oportunidad para centrarse en los marcos normativos orientados a la familia capaces de responder a los nuevos retos que estas enfrentan desde 1994”, como los distintos informes del Secretario General han señalado “A pesar de los trascendentales cambios demográficos, sociales y económicos que están ocurriendo en todo el mundo y que afectan a la familia, esta sigue siendo la unidad social básica de reproducción, consumo, generación de activos y, en muchas partes del mundo, de producción. Compete a las familias la responsabilidad primordial en el desarrollo, la educación y la socialización de los niños. Las familias proporcionan cuidados materiales e inmateriales a sus miembros y son el pilar de la solidaridad intergeneracional y la cohesión social. El logro de los objetivos de desarrollo depende, en buena medida, de cómo se empodera a las familias para que cumplan sus numerosas funciones. Por lo tanto, las políticas orientadas a las familias tienen un papel fundamental en ayudar a que estas cumplan sus funciones y beneficien a la sociedad en su conjunto”.
El año 2014, una nueva oportunidad para mostrar la importancia de la familia
Las cláusulas preliminares de la nueva resolución se refieren a lo que consideramos aspectos cruciales de esos preparativos, como son:
- la importancia de formular, ejecutar y supervisar políticas relativas a la familia, especialmente en los ámbitos señalados para esta ocasión.
- el reconocimiento de que la familia tiene la responsabilidad primordial en el cuidado y la protección de los niños;
- el año 2014 como una buena oportunidad para incrementar la cooperación y fortalecer las políticas y los programas centrados en la familia como parte del desarrollo;
- la necesidad de una cooperación interinstitucional y regional continua en las cuestiones relativas a la familia, para que los órganos rectores del sistema de las Naciones Unidas tengan mayor conciencia de este tema;
- la función crucial de la sociedad civil en la defensa, promoción, investigación y formulación de políticas con miras al desarrollo de políticas sobre la familia y al fomento de la capacidad.
En consecuencia, las cláusulas dispositivas de la resolución se refieren a los distintos agentes con recomendaciones específicas para cada uno de ellos:
- Para los Estados Miembros: mejorar el bienestar de la familia mediante la aplicación de políticas, estrategias y programas nacionales eficaces en lo que respecta a la pobreza, la exclusión social, el equilibrio entre el trabajo y la vida familiar y las cuestiones intergeneracionales; promover el otorgamiento de prestaciones centradas en la familia; reforzar las disposiciones sobre licencia parental; ampliar las modalidades de trabajo flexible para los empleados que tengan responsabilidades familiares; promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer; fomentar la participación paterna; respaldar un amplio abanico de modalidades de cuidado infantil de calidad; apoyar la integración social y la solidaridad intergeneracional, programas de voluntariado y de mentores y de puestos de trabajo compartidos; crear un entorno propicio para fortalecer y apoyar a todas las familias; reconocer el principio de la responsabilidad parental compartida en la educación y el desarrollo de los hijos; y compartir buenas prácticas e información sobre la elaboración de políticas relativas a la familia.
- Para los Gobiernos: integrar la perspectiva de la familia en la formulación de sus políticas nacionales; recabar datos sobre el bienestar de la familia; definir y apoyar medidas constructivas en materia de políticas sobre la familia; seguir elaborando estrategias y programas para fortalecer la capacidad nacional a fin de atender las prioridades nacionales relacionadas con la familia; y prestar apoyo al Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para las actividades de investigación y para prestar asistencia a los países.
- Para las organizaciones de la sociedad civil: prestar apoyo a las actividades de promoción del XX aniversario del Año Internacional y apoyar los preparativos para celebrar reuniones regionales.
El proyecto de resolución fue presentado por el delegado de Argelia, en nombre del Grupo de los 77 y China. Turquía, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, la Federación Rusa y Uzbekistán se adhirieron a los proponentes del proyecto de resolución, que la comisión aprobó entonces por consenso.
El empoderamiento de las familias
El uso del término ‘empoderamiento’ se ha ido generalizando en los documentos de Naciones Unidas. Aunque el concepto –que tiene su origen en la ‘educación popular’ desarrollada a partir del trabajo en los años 60 de Paulo Freire– no está totalmente elaborado, suele definirse como la “mejora de la capacidad de los individuos o grupos para elegir con libertad y transformar esas elecciones en las acciones y resultados que se persiguen”. En ese sentido, se ha utilizado para referirse a los grupos humanos que deben superar algún tipo de discriminación (empoderamiento de la mujer, de los discapacitados o de los que sufren algún tipo de exclusión social).
Distintos documentos de Naciones Unidas se han referido recientemente a la discriminación que sufren algunas familias (monoparentales, numerosas, inmigrantes, indígenas, con dependientes a su cargo) y han sugerido que también en esos casos debería hablarse de empoderamiento, hasta el punto de que el Informe del Secretario General sobre ‘Seguimiento del décimo aniversario del Año Internacional de la Familia y necesidades futuras’ establece que “parece haber un consenso sobre el hecho de que, hasta ahora, la estabilidad y la cohesión de las comunidades y sociedades se basa en gran medida en la fortaleza de la familia” [13].
Aprovechando que la Comisión de Desarrollo Social ha fijado como tema prioritario para el periodo 2013-2014 “la promoción del empoderamiento de las personas para lograr la erradicación de la pobreza, la integración social y el pleno empleo y el trabajo decente para todos”, [14] resulta especialmente oportuno aprovechar esta circunstancia para aplicar el concepto de empoderamiento a la familia, como haremos en nuestra intervención en las sesiones de esa Comisión. Tratamos con ello de consolidar un significado que responda a las exigencias de la persona humana y de sumarnos a la vanguardia de la definición de nuevos conceptos, a partir de las cuatro dimensiones que comporta:
- El empoderamiento social consiste en “remover las barreras sociales, políticas, legales y económicas que impiden la participación de ciertos grupos sociales en la sociedad” [15] No hay duda de que las familias encuentran esos obstáculos en muchos países cuando quieren exponer sus planteamientos y ofrecer sus argumentos a la opinión pública. Por eso, proponemos el reconocimiento social como primer nivel de empoderamiento familiar.
- El empoderamiento económico “permite a las personas marginadas adquirir un mayor control de sus recursos y opciones vitales, especialmente en lo que se refiere a la decisión sobre los gastos en sanidad, vivienda y educación Es difícil encontrar tres aspectos en los que la mayoría de las familias precisen de mayor ayuda para cumplir con su función. Por lo tanto, consideramos que todas las formas de ayuda económica, como los beneficios fiscales, bajas paternas, becas educativas y otros servicios auxiliares constituyen sn Segundo nivel de empoderamiento familiar.
- El empoderamiento político se refiere “especialmente a las instituciones públicas y sociales que sirven a las necesidades personales, y supone el énfasis de la respuesta constructiva de la administración y la promoción de la participación ciudadana” Con demasiada frecuencia, el tiempo, esfuerzo y dinero que las familias invierten en sus hijos no encuentran ninguna compensación económica por parte de la sociedad que se beneficia de ellos, como por ejemplo las transferencias monetarias. El empeño que Naciones Unidas y otras instituciones internacionales ponen en que se oiga a la sociedad civil –y, más concretamente, a las familias copilares básicos’ de la sociedad– debe ser aún más valorado y promovido.
- El empoderamiento legal tiene que ver con la posibilidad de que las personas “exijan y ejerciten sus derechos de forma que fortalezcan las instituciones para que, a su vez, puedan responder mejor a las necesidades de la gente” Aquí también se puede hacer referencia a la frecuencia con que se ignoran los derechos de la familia y se echan en falta instrumentos legales para reclamarlos. En ese sentido, pensamos que la consideración de la familia como sujeto de derechos debe ser estudiada en profundidad y desarrollada como tal.
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