Hace unos días fuimos testigos de la presentación del nuevo gabinete de la presidenta electa Michelle Bachelet; todos estábamos atentos a ver quiénes serian las ministras y ministros designados.
Personalmente, como buena mujer, aposté todas mis fichas, incluyendo algunos vestidos y una cartera, en que este gabinete seria igual que el anterior respecto a cantidad de hombres y mujeres, pero con mayor fuerza y completamente equitativo e inclusivo. Considerando la experiencia y la lucha de la flamante presidenta en Naciones Unidas para la igualdad y el empoderamiento femenino y más aún tratándose de una promesa de campaña, yo estaba segura que nos ofrecería un gobierno paritario.
Espectante, con café en mano y galletita para los nervios, empiezo a escuchar el nombramiento. Esperaba que estas designaciones fueran con igualdad, con aquella igualdad de la que tanto se habla, pero en este caso debo lamentar que no se cumplió, ya que solo 9 de 23 ministros, son mujeres lo que no alcanza la cuota de paridad básica que es 60-40 por ciento para que ninguno de los dos sexos esté sobre representado. Más aún en estos tiempos donde el país completo ha dado grandes pasos en la búsqueda de la igualdad, en que se han generado nuevos movimientos sociales y las mujeres estamos más fuertes y más preparadas
Entonces, me pregunto qué pasó con el discurso de la igualdad. Por qué no fue equitativo el gabinete si la presidenta sabe que era lo que todas las organizaciones de mujeres esperábamos. ¿Acaso no hay mujeres capacitadas en nuestro país para ejercer estos cargos? No quiero criticarla sólo me interesa recordarle aquello con lo que nos hizo soñar una vez. Hay mujeres inteligentes y capacitadas para ocupar puestos políticos relevantes. Por favor no perdamos esta maravillosa energía renovable y sustentable que es la energía femenina. Lamento que nuevamente se haya impuso el modelo patriarcal, ya sea porque los partidos políticos no presentaron nombres de mujeres o porque nunca estuvo la intención de hacerlo.
Fue una pena escuchar decir a la presidenta que ella esperaba paridad pero no pudo. Me parece un claro retroceso porque a pesar de entender los compromisos políticos, ella es la líder y quien finalmente toma las decisiones.
Por lo menos así debiera ser.
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