El embarazo adolescente puede ser definido como aquel que se produce en una mujer entre los 10 y los 19 años de edad, que todavía no alcanza la mayoría de edad jurídica y que en general también refiere a embarazos no deseados.
En 1990 se comenzó en Chile con la discusión en variadas disciplinas acerca de esta realidad, llegando a la conclusión de que el embarazo adolescente negaba los derechos humanos de los jóvenes, mantenía el círculo de pobreza en familias de escasos recursos y finalmente obstaculizaba su derecho a la educación. Con esta discusión se comenzó a hablar también de la necesidad de convertir en un derecho de los niños y adolescentes la educación sexual en los colegios y un deber del Estado entregarla, lo cual se logró recién en 2010, veinte años después de iniciado el debate.
Según Esperanza Cueto, Presidenta de Comunidad Mujer “…aproximadamente 40 mil hijos de madres adolescentes nacen cada año en Chile y el fenómeno es liderado fundamentalmente por los más pobres. Entre los hogares del 20% de más bajo ingreso, 28% de las niñas de 19 años ya es madre. De ellas una de cada cuatro tiene un hijo… En los sectores más vulnerables tenemos tazas de embarazo adolescente cercanas a los países africanos o centroamericanos.”
Las consecuencias de esto son por lo general abandono de los estudios ya que estos jóvenes en su mayoría las adolescentes interrumpen su formación. Esto llama a ponerle carácter urgente a la creación de políticas públicas del Estado tendientes a hacer una tarea más agresiva de prevención y educación de nuestros niños y jóvenes, de darles acceso también a los adolescentes de todos los estratos sociales a anticoncepción, pero también promoviendo relaciones más igualitarias entre los adolescentes, de manera que las jovencitas se sientan libres, fuertes y empoderadas para decidir, para decir que no a su pareja, si es que no se toman las medidas anticonceptivas que ella necesita para tener relaciones sexuales seguras.
Entre las razones que dan las adolescentes para no usar anticoncepción está también la desigualdad de género, según el INJUV un 18% de las jóvenes que no usó anticoncepción en su última relación asegura que no se atrevió a plantear y menos a imponer la alternativa a su pareja. Entre las otras razones se cuenta un 25% que no lo hizo por falta de dinero, información o acceso a algún método.
Es importante que acompañemos a nuestros adolescentes en su camino a la adultez, para que lo hagan de forma responsable y segura, para que asegurarles a las jóvenes de familias más pobres y necesitadas del país su derecho a la educación y posterior desarrollo profesional y laboral, que le permita salir adelante y romper el círculo de pobreza.
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