El 17 de diciembre pasado (2012), asumió como Ministra de Justicia la Abogado Patricia Pérez Goldberg, quien se desempeñaba hace tres años como Subsecretaria de esa cartera. La Ministra que ya estaba ejerciendo el cargo de Ministra Subrogante y que fue nombrada después de la renuncia de Teodoro Ribera -anterior Ministro de Justicia-, se ha desempeñado como Asesora del Departamento de Estudios y Proyectos de la Defensoría Penal Pública de la V Región, Defensor Penal Público de Ovalle-Combarbalá, Abogado en Jefe de la Corporación de Asistencia Judicial de la Región de Valparaíso, abogado ejecutor del Proyecto del Servicio Nacional de Menores “Defensa de los Derechos del Joven”, y relatora ad-hoc de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Valparaíso, entre otros.
El nombramiento de Patricia Pérez viene a engrosar la participación de las mujeres en la alta dirección pública y en el gabinete del Presidente Sebastián Piñera, que actualmente cuenta con seis Ministras mujeres.
La Ministra que está hoy a la cabeza de 25 mil funcionarios de justicia, que conforman el 10% de todos los funcionarios públicos del país, y en cuyo edificio solo trabajan 450 personas, tiene también a su cargo instituciones claves y relevantes para nuestro país, como son las cuatro Corporaciones de Asistencia Judicial, Gendarmería, el Servicio Nacional de Menores, el Registro Civil, el Servicio Médico Legal y La Superintendencia de Quiebras.
A través de su iniciativa, hoy se está impulsando, entre otras cosas, una política penitenciaria diseñada para la población femenina. Ella, según lo ha dicho, piensa que hay que darle mucha importancia a los temas penitenciarios y carcelarios, sobre todo en lo que respecta a mujeres y jóvenes presos, quienes han sido según sus palabras “personajes invisibles para Chile”, en nuestro sistema penal.
Las mujeres, constituyen casi un 10% de la población penal nacional, la gran mayoría con delitos menores, que no llegan a hechos de sangre, tales como, microtráfico, robo y hurto, y se encuentran en un sistema penal creado hace 200 años atrás, sólo para hombres. En abril de 2011 con Patricia Pérez a la cabeza se creó una mesa de política penitenciaria con enfoque de género, en ella se convocaron especialistas de la arena tanto pública como privada con el fin de generar políticas que permitan otorgarle educación a las presas así como trabajar con ellas para mejorar sus competencias laborales, y aumentar así sus posibilidades de reinserción laboral para cuando salgan. Además, la Ministra tiene como proyecto, armar bibliotecas en los centros de reclusión para jóvenes, con inducción a la lectura.
Como mujeres en la alta dirección pública o privada, hacemos un aporte gigantesco al poner en marcha proyectos que permitan mejorar la situación de otras mujeres que estén en situación de riesgo, peligro o vulnerabilidad, así como también, permite plantearnos como podemos ir mejorando sistemas que fueron creados para hombres, para adaptarlos a nuestra realidad de género.
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El pasado 16 de diciembre de 2012 una joven mujer india de 23 años estudiante de Kinesioterapia, fue brutalmente violada y ultrajada por seis hombres quienes la secuestraron subiéndola a un autobús, cuando ella volvía con un amigo de ver una película en el cine. La joven estudiante de nombre Nirbhaya, fue brutalmente golpeada junto con su acompañante a quien golpearon con un fierro hasta dejarlo inconsciente. Luego de la brutal violación múltiple a la joven los atacantes los lanzaron del bus en movimiento en el que ambos fueron atacados. La joven murió el pasado 28 de diciembre a 12 días del brutal ataque en un hospital en Singapur.
Esta horrible historia ocurrió en Nueva Delhi, India, donde en los últimos días ha habido violentas manifestaciones por parte de un gran grupo de la población exigiendo un mayor compromiso por parte de las autoridades en el castigo a los culpables de agresiones sexuales en contra de las mujeres. La marcha más importante de unos 10.000 manifestantes dejó un saldo de 143 heridos, 78 de los cuales eran policías, uno de los cuales murió. Hay una demanda clara y específica no sólo por parte de la Federación Nacional de la Mujer India sino por parte de la población, que exige una vía rápida y específica de los tribunales para juzgar los casos de violación y una Ley de Tolerancia Cero para este tipo de agresiones.
En un país en que cada 20 minutos es violada una mujer, en el que sólo en uno de cuatro casos el violador es condenado, en un país en el que todavía a los ojos de muchos el hecho de que una mujer salga a la calle de noche, sigue resultando una provocación que merece castigo, se hace imperativo y necesario que se tomen medidas claras y existan leyes estrictas y punitivas para castigar a los agresores.
En Chile no estamos exentos de este terrible delito, según estudios del Ministerio Público cada día se cometen en nuestro país 17 violaciones y 34 abusos sexuales, los que en un 84% son cometidos en contra de mujeres, y que según las estadísticas, cada 25 minutos se comete una violación en contra de una mujer.
De acuerdo a lo establecido por los artículos 361 y 362 del Código Penal chileno, comete violación el que accede carnalmente por vía vaginal, anal o bucal, a una persona mayor o menor de doce años. Las penas en el primer caso, es decir, violación de una persona mayor de doce años son de presidio mayor en su grado medio, y, en el segundo caso, presidio mayor en cualquiera de sus grados. La duración de estas penas temporales puede ir de 5 años y un día hasta 20 años de reclusión o privación de libertad, todo de acuerdo a las circunstancias agravantes o atenuantes que se califican en cada caso por los jueces de la causa.
Según el estudio de CEPAL, Violencia de género: un problema de derechos humanos. Serie Mujer y desarrollo N°16, Julio, 1996, documento elaborado por Nieves Rico, Consultora de la Unidad Mujer y Desarrollo de la CEPAL, la violencia de género es un problema de derechos humanos y está directamente vinculada a la desigual distribución del poder y a las relaciones asimétricas que se establecen entre varones y mujeres en nuestra sociedad, que perpetúan la desvalorización de lo femenino y su subordinación a lo masculino.
Cuando vemos como mujeres, hombres o seres humanos estos hechos acontecer, nos preguntamos qué estamos haciendo mal o qué más podemos hacer como sociedades para prevenir la comisión de estos ataques, y sancionarlos de modo ejemplar para que hechos como estos no ocurran nunca más.
Pero también cabe preguntarnos: ¿Será que como mujeres tenemos que seguir aceptando que nos acusen de provocadoras o culpables de estos horribles y violentos crímenes?
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